Mi nombre es René Barbier (cuarta generación!!!). Comencé en el mundo del vino en Clos Mogador en el año 1992, de la mano de mi padre. El otro René Barbier. El de la barba.

Me he dedicado al vino durante más de 20 años. Los primeros 10 me centré en el trabajo de bodega, y allí dentro, me di cuenta de que para avanzar tenía que salir a trabajar la tierra…

El año 2001 tuve la oportunidad de comprar una pequeña parcela de viña vieja de ladera, Los Bellvisos, abandonada, fascinante, emplazada en medio de un encinar empinado, espectacular… un rincón donde podría aprender de viticultura.

Fue en el mismo momento en que entró en mi vida otra gran influencia en mí, Sara Pérez.

Y junto con ella recuperamos este viñedo, rincón irreductible donde podíamos plantear un vino en equilibrio con el entorno y un proyecto donde las necesidades de intervención estuviesen de acuerdo con nuestra filosofía de vida: un proyecto ecológico y sostenible donde pudiésemos cerrar el círculo de la vida.

Este rincón fascinante llamado Bellvisos (Bella Vista), es una ladera de fuerte pendiente que por la estructura laminar y fragmentada de la licorella hace imposible la construcción de muros de piedra. Fue abandonada 40 años atrás, antes de la llegada del uso de los herbicidas y los pesticidas de síntesis. No tiene vecinos debido a las fuertes pendientes que la rodean: ni los más valientes plantaron jamás viña!!!

Así que mantiene intacto un equilibrio con el entorno desde hace mucho tiempo…

Y eso es lo que queremos resguardar, transmitir y explicar a través del vino.

Esta parte de los Bellvisos, la parte que está encarada al norte, nos permite recoger la frescura de la ombría y la calidez del sol de la mañana.

Una joven plantación de garnacha y monastrell (variedad muy extraña en el Priorat) que nos permite trabajar de forma natural tanto un vino tinto como un vino rosado de gran complejidad.

Hace diez años que repodamos y recuperamos el viñedo abandonado de Bellvisos, y desde el inicio tuve muy claro que quería mantener el equilibrio que respiraba la parcela.

A diferencia de la generación anterior  (la de nuestros padres, René Barbier y Josep Lluís Pérez) me enfrentaba a una tierra que no había sido nunca roturada para hacer bancales.

Y en ese momento lo veía positivo, pero a lo largo de estos 10 años, el trabajo en ladera nos ha enfrentado a tres grandes peligros de la conservación de un suelo fértil: la erosión, la baja biodiversidad dentro de la parcela y la pérdida de estructura del suelo…

¿Cómo hemos salido adelante? Pues alternamos la labranza con mula y el enherbado, aplicamos maceraciones y decocciones de hierbas y sérum de leche y nos paseamos por la parcela constantemente…

Trabajamos para mantener un equilibrio entre la frescura de la parcela y la profundidad y tipicidad prioratinas (que es lo que que hace únicos nuestros vinos).

El momento de la vendimia se rige por el paladar y la intuición… siguiendo un criterio muy personal. Y cultivamos pies de cuba para cada vino, para reproducir, en la misma parcela, las levaduras salvajes que nos conducirán una fermentación alcohólica natural, con los aromas propios y diferenciadores de cada añada…

Partida del Pedrer

Este es un vino de Garnacha negra que proviene de la nueva plantación de la parcela, orientada a norte. Es un vino natural. Sin aditivos de ninguna clase. Puro.

Pedrer recoge la frescura de la umbría y la calidez del sol de la mañana. Proviene en parte de uvas enteras, no chafadas, que le confieren la fruta más pura, y el resto de la uva, chafada y largamente macerada le confiere la profundidad tan típica de los vinos del Priorat. La crianza en jarras de cerámica mantiene la pureza de la expresión.

Partida Pedrer Rosat

Es un vino Mediterraneo de guarda, natural y, además, rosado. Es un vino arriesgado, particular, nada convencional pero muy excitante. Después de algunos años haciendo tinto en la parcela del Pedrer, hemos querido expresar este lugar de una forma distinta.

En la Partida Pedrer contábamos con garnacha y monastrell, una variedad no autorizada y, por lo tanto, muy extraña en el Priorat. En nuestro caso, una variedad interesante para poder bajar el grado de la garnacha pero difícil de encajar en el vino tinto. Ahora, sin embargo, gracias a ella, conseguimos un rosado equilibrado y complejo.

Partida Bellvisos Blanc

Flanqueando por arriba y por abajo, la parcela de Bellvisos se encuentra resguardada por cepas viejas de Garnacha blanca y Macabeo: Bellvisos Blanc.

Vino de guarda, profundo y complejo (al estilo de los grandes vinos tintos del Priorat), mediterráneo, macerado con pieles y criado largamente en una barrica de 600 litros… te transporta de la parte alta de la parcela con el hinojo y el anís a la parte baja, más arcillosa y profunda, estructurada… Es un pequeño viaje descendente y ascendente por una orografía accidentada, única…

Partida Bellvisos

Cuando recuperamos la ladera, pensábamos que teníamos una parcela de Cariñena… y la gran sorpresa fue encontrar un 40% de Garnacha peluda…!!! Más prematura que la Cariñena y de expresión más fresca, es la pieza que nos faltaba para transmitir el equilibrio de Bellvisos.

Un vino vertiginoso, de larga maceración que necesita de la madera y del reposo en botella para renacer fino, voluptuoso, fresco y contundente… anclado en una licorella que le ha moldeado…